lunes, 7 de julio de 2014

Una amenaza exterior a la que hay que combatir

El 11 de septiembre de 2001 será recordado históricamente como el día en el que comenzó la guerra contra el terrorismo y la búsqueda incesante de eliminar todos aquellos rastros de contra hegemonía que circulaban por el mundo. A partir del atentado a las torres gemelas y al Pentágono, la configuración internacional cambia drásticamente y, con ella, el enemigo a vencer. Dos años más tarde, el historietista Robert Kirkman lanza el primer número del comic The walking dead, en donde se cuenta la historia de un apocalipsis zombi que amenaza con extinguir por completo la raza humana.

¿Por qué entender esta ficción como una analogía? No sólo por el contexto en el que surge tanto el comic (año 2003) como la serie (año 2010), sino también por lo que plantea en esencia la historia. Repasemos el argumento:

A partir de un virus que infecta a los seres humanos, se produce una crisis en donde los enfermos, luego de morir, comienzan a desplazarse en busca de carne fresca, que puede ser animal o humana, de manera involuntaria y poniendo en peligro a todo aquel que no esté infectado. En este contexto aquellos que logran salvarse, comienzan a organizarse en grupos de supervivencia para evitar los ataques de los caminantes y conseguir comida, agua y un lugar seguro.

Los caminantes o zombis son una amenaza para lo que queda de civilización, por lo tanto, la única solución, es buscar una cura para los infectados o, si esto no se logra, eliminarlos para que no sigan siendo una amenaza.

Si se analiza este argumento en el contexto en el que surge podría entenderse el planteo militar a partir del 11 de septiembre de 2001: al igual que en TWD, ciertos pueblos resultan una amenaza constante para los hombres libres, sus creencias y su estilo de vida. Por eso es necesario establecer un orden general en donde el paradigma dominante sea el que proponen los hombres libres, para lo cual hay que luchar incansablemente hasta que se logre el objetivo o, de lo contrario, eliminar al que se oponga.

Al igual que sucedió en septiembre de 2001, un atentando golpeó fuerte al pueblo español en el 2004, cuando varios trenes explotaron a causa de bombas instaladas en su interior causando la muerte de decenas de personas. En el 2005 sucedió algo similar en Londres, esta vez en el metro, con un saldo de muertes superior. Ambos atentados pusieron en estado de alerta a toda la comunidad internacional, que ya se estaba organizando a partir de lo ocurrido en el 2001.

No resultan llamativas, luego de estos hechos, las invasiones a Afganistan, Irak, Libia y Siria, entre otras, en donde los argumentos esgrimidos fueron la liberación de estos pueblos para una mejor calidad de vida, lo cual incluía hambre, pobreza, desarticulación estatal y endeudamiento progresivo. Justamente el estilo de vida que llevan los protagonistas de The walking dead y que prefieren antes que ser “muertos que caminan”.

En este análisis resulta fundamental la figura del caminante, ese ser carente de vida pero hambriento de carne humana que es una amenaza para la vida y la libertad que plantean los que están vivos. De él hay que cuidarse. No tiene nombre ni historia y lo mejor que les puede suceder a los vivos es que ese ser deje de existir.

También podría entenderse al caminante como aquel que camina sin rumbo fijo, que busca sobrevivir a costa de lo que venga y que no tiene nada más que perder más que su propia vida en un mundo que ya ha desaparecido. Es en este punto donde el título The walking dead cobra relevancia, ya que se aplica tanto a los vivos como a los muertos. “Queríamos jugar con ello. Los vivos están básicamente rodeados de muerte”, advierte Robert Kirkman, creador de la historia.

El contexto resulta fundamental para entender no sólo el por qué del surgimiento de esta historia sino también uno de los motivos de su éxito. No es casual que se plantee esta realidad en tiempos de guerra organizada, por eso es importante no dejar de lado este análisis y entender que no es pura ficción, sólo basta con mirar las noticias para imaginar el mundo apocalíptico de Kirkman.

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