“Lizzie Samuels era una niña de
aproximadamente 12 años de edad, con cabello castaño y ojos claros.
Aparentemente bastante madura, era quien comandaba a todos los otros niños de
la prisión, a excepción de Carl, y era quien decidía lo que debía o no hacerse.
Pese a su rudeza exterior, en su interior la gobernaban el miedo y la confusión, por lo que en ocasiones era susceptible de sufrir ataques de pánico” (http://es.thewalkingdead.wikia.com/).
Lizzie hace su primera aparición
en la serie en el primer capítulo de la cuarta temporada “30 Days Without AnAccident”, desde entonces comienza a demostrar comportamientos un tanto
ilógicos. Carl Grimes, uno de los personajes principales de la serie desde sus
comienzos, no comprende por qué incentiva a los otros niños a ponerle nombre a
los zombis y a saludarlos a través del alambrado de la prisión en la que los
vivos se refugian. Mika, hermana de la niña intenta dar una explicación a lo
que Carl responde “ellos tenían nombre cuando estaban vivos. Ahora están
muertos”. “No es así”, responde Lizzie, “sólo son diferentes”.
Sin duda estas declaraciones de
la muchacha despertaron reacciones similares a la de Carl en los espectadores,
y se ha ganado enemigos desde entonces en las redes sociales. Pero, ¿qué hay
detrás de esas palabras?
Si los zombis representan a aquellos
hombres que destruyen, dividen e invaden pueblos donde ciertas lógicas del
mundo globalizado no se respetan, en la cuarta temporada de esta exitosa serie se
propone, a través de este personaje, que ellos quizás no son malos, sino
diferentes, que hay que entenderlos. El peligroso, para Lizzie, no es el
zombi, sino los vivos. “La gente mata gente y siguen teniendo nombres”, dice.
Ella está convencida que su perspectiva es lógica y correcta, incluso juega con
los muertos, pero su hermana se encarga de explicar su comportamiento: Antes de
que el apocalipsis comenzara, Lizzie estuvo bajo tratamiento psicológico debido
a los trastornos que sufría y su terapia incluía mirar las flores para tratar
de calmar sus nervios.
El de la niña es un personaje
fuerte y seguro, tanto en lo que respecta a sus comportamientos como también a
sus creencias. Es necesario entender al otro, no asustarse porque es distinto.
Con el correr de la serie, los
protagonistas descubren que todos están infectados. Para volverse zombi no es
necesario ser mordido o rasguñado, el simple hecho de morir alcanza para que al
cabo de unos minutos sea “diferente”. Todos lo saben muy bien, incluso Lizzie,
lo que respalda su postura, esa simplemente es otra etapa de la vida (¿o la
muerte?), sólo que al ser nueva no se entiende y por lo tanto se le teme y
evita.
De acuerdo a Mika, Lizzie no es débil
sino que simplemente “está desquiciada”. Carl dirá: “estúpida Lizzie”.
Cuando un ataque de caminantes se
produjo en el pabellón donde residían, las hermanas Samuels fueron las
encargadas de dar aviso sobre lo que estaba ocurriendo y perdieron a su padre durante el incidente. Sintiendo que era su responsabilidad
como hermana mayor evitar que su progenitor se reanimara, y a pedido de Carol, Lizzie
intentó clavarle una navaja en el cráneo pero fue superada por la situación y
se quebró en pánico. Carol se vio obligada a terminar con la labor.
Por momentos el personaje parece
tener una pelea interna en la que se enfrentan sus propias creencias y lo que
los demás esperan que haga. No sólo con la muerte de su padre, sino también al
tener que matar zombis que estaban a punto de devorar a Mika. Finalmente gana
su ideología y, no contenta con alimentar a los muertos con ratas, ponerles
nombres y jugar, decide dar un paso más.
En un momento se topa con un
zombi que se encuentra inmovilizado, al cual le extiende su mano para que la
muerda y así convertirse en una de ellos. El miedo y quizás el instinto de supervivencia
la convencen de no hacerlo, pero la idea de adelantar el proceso sigue dando
vueltas en su cabeza.
Los responsables de las niñas vuelven
de revisar el perímetro de la casa en la que se refugian y se encuentran con
una de las escenas más fuertes e inesperadas de la serie: Lizzie acaba de matar
a Mika. “No se preocupen”, dice, “volverá, no le di en el cerebro”. Carol no
puede salir del asombro e intenta acercarse a la niña, ésta le apunta con un
arma y le dice que espere, sólo es cuestión de tiempo para que Mika vuelva.
Esta es la gota que rebalsó el
vaso. Carol y Tyreese tienen que tomar una dura decisión. Lizzie se volvió una
amenaza para todos, sobre todo para la bebe que llevan consigo y a quien ya
intentó asfixiar en una oportunidad.
Es Carol quien asume la
responsabilidad, hay que acabar con esos pensamientos funestos, esa perspectiva
es una amenaza para todos. Ya no se puede confiar en Lizzie. Debe morir.
Lo sorprendente es que mientras
la mujer lleva a la niña a su destino final, la pequeña rompe en llanto y le pide
perdón por haberle apuntando con el arma. Jamás reconocerá que estuvo mal al matar a Mika, ella no lo ve así, aún espera que se levante y no sabe que Tyresse
se encargó de que eso no ocurra. Según su postura, su único pecado fue levantarle
el arma a un mayor, a quien considera su madre.
El pánico se apodera de Lizzie.
Carol intenta calmarla. “Sólo mira las flores” le dice. “Just, look at the
flowers” se convierte así en una de las frases más repetidas por los fans de la
serie en las redes sociales. Una simple bala alcanza para acabar con el
pensamiento erróneo, con la amenaza del que piensa distinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario