lunes, 7 de julio de 2014

Una amenaza exterior a la que hay que combatir

El 11 de septiembre de 2001 será recordado históricamente como el día en el que comenzó la guerra contra el terrorismo y la búsqueda incesante de eliminar todos aquellos rastros de contra hegemonía que circulaban por el mundo. A partir del atentado a las torres gemelas y al Pentágono, la configuración internacional cambia drásticamente y, con ella, el enemigo a vencer. Dos años más tarde, el historietista Robert Kirkman lanza el primer número del comic The walking dead, en donde se cuenta la historia de un apocalipsis zombi que amenaza con extinguir por completo la raza humana.

¿Por qué entender esta ficción como una analogía? No sólo por el contexto en el que surge tanto el comic (año 2003) como la serie (año 2010), sino también por lo que plantea en esencia la historia. Repasemos el argumento:

A partir de un virus que infecta a los seres humanos, se produce una crisis en donde los enfermos, luego de morir, comienzan a desplazarse en busca de carne fresca, que puede ser animal o humana, de manera involuntaria y poniendo en peligro a todo aquel que no esté infectado. En este contexto aquellos que logran salvarse, comienzan a organizarse en grupos de supervivencia para evitar los ataques de los caminantes y conseguir comida, agua y un lugar seguro.

Los caminantes o zombis son una amenaza para lo que queda de civilización, por lo tanto, la única solución, es buscar una cura para los infectados o, si esto no se logra, eliminarlos para que no sigan siendo una amenaza.

Si se analiza este argumento en el contexto en el que surge podría entenderse el planteo militar a partir del 11 de septiembre de 2001: al igual que en TWD, ciertos pueblos resultan una amenaza constante para los hombres libres, sus creencias y su estilo de vida. Por eso es necesario establecer un orden general en donde el paradigma dominante sea el que proponen los hombres libres, para lo cual hay que luchar incansablemente hasta que se logre el objetivo o, de lo contrario, eliminar al que se oponga.

Al igual que sucedió en septiembre de 2001, un atentando golpeó fuerte al pueblo español en el 2004, cuando varios trenes explotaron a causa de bombas instaladas en su interior causando la muerte de decenas de personas. En el 2005 sucedió algo similar en Londres, esta vez en el metro, con un saldo de muertes superior. Ambos atentados pusieron en estado de alerta a toda la comunidad internacional, que ya se estaba organizando a partir de lo ocurrido en el 2001.

No resultan llamativas, luego de estos hechos, las invasiones a Afganistan, Irak, Libia y Siria, entre otras, en donde los argumentos esgrimidos fueron la liberación de estos pueblos para una mejor calidad de vida, lo cual incluía hambre, pobreza, desarticulación estatal y endeudamiento progresivo. Justamente el estilo de vida que llevan los protagonistas de The walking dead y que prefieren antes que ser “muertos que caminan”.

En este análisis resulta fundamental la figura del caminante, ese ser carente de vida pero hambriento de carne humana que es una amenaza para la vida y la libertad que plantean los que están vivos. De él hay que cuidarse. No tiene nombre ni historia y lo mejor que les puede suceder a los vivos es que ese ser deje de existir.

También podría entenderse al caminante como aquel que camina sin rumbo fijo, que busca sobrevivir a costa de lo que venga y que no tiene nada más que perder más que su propia vida en un mundo que ya ha desaparecido. Es en este punto donde el título The walking dead cobra relevancia, ya que se aplica tanto a los vivos como a los muertos. “Queríamos jugar con ello. Los vivos están básicamente rodeados de muerte”, advierte Robert Kirkman, creador de la historia.

El contexto resulta fundamental para entender no sólo el por qué del surgimiento de esta historia sino también uno de los motivos de su éxito. No es casual que se plantee esta realidad en tiempos de guerra organizada, por eso es importante no dejar de lado este análisis y entender que no es pura ficción, sólo basta con mirar las noticias para imaginar el mundo apocalíptico de Kirkman.

domingo, 6 de julio de 2014

El éxito The walking Dead: ¿una serie o una telenovela?

La serie de televisión y el comic de The Walking Dead se han convertido en un éxito rotundo a pesar de lo que se esperaba. La historia cuenta cómo un grupo de personas busca sobrevivir a un apocalipsis zombi que amenaza con extinguir a la raza humana, llevándolos a enfrentamientos y conflictos que los dejaran al borde el abismo.

¿Qué es lo que hace de esta ficción en sus dos formatos un éxito a gran escala entre los televidentes y lectores? Según Eduardo Fabregat, en su nota de Página 12 “Zombies y nerdos” del 31 de marzo de 2013, el éxito se da por la nueva moda nerda, algo que si bien a principios de los 80 se consideraba una cruz, hoy resulta llamativo y ha logrado la cima en la moda.

Fabregat explica que “el espectador de los años ’80 no toleraría los rostros podridos arrancando pedazos de carne humana, y la molesta costumbre de los productores de hacer desaparecer a personajes que se suponían centrales y protagónicos”. Hoy, estos detalles han ganado la batalla y se encuentran en los guiones de series como Amerizan Horror Story, The Following y, por supuesto, The Walking Dead.

“Los nerdos terminaron dominando el panorama, haciendo del universo Marvel una omnipresencia cinematográfica y posibilitando el éxito de series no recomendables para la hora de la cena”, sentencia Fabregat.

Lo cierto es que el éxito de la serie no tiene que ver sólo con la batalla ganada por los nerdos y el hambre de sangre, tripas y muerte de los telespectadores, sino también con el contenido de la historia en sí. Robert Kirkman, creador del comic y productor ejecutivo de la serie, entiende que es más peligroso sobrevivir a los vivos que a los muertos, algo que se ve claro a lo largo de toda la serie y que resulta familiar a la hora de comparar la ficción con la realidad.

“Es verdad que los zombis son amenazadores pero los humanos ‘saben manejarlos’, es decir, pueden vivir teniéndolos cerca. Sin embargo, aquí los supervivientes tienen que relacionarse entre ellos y hay gente de todo tipo: algunos violentos, otros que no lo soportan psicológicamente... Por tanto es cierto que la amenaza real son otros humanos y no tanto los zombis”, analiza Kirkman en una entrevista realizada por el portal Aullidos.com previo al estreno de la primera temporada de la serie de televisión.

La idea de manejar el peligro que habita afuera no es lo que preocupa a los protagonistas y, además, no es lo que atrapa a los espectadores y lectores. Es la conspiración, el miedo por el otro que es igual a mi y que está de mi lado y la violencia que genera la dificultad de convivir pacíficamente lo que le da a la serie el toque especial que ha cautivado a millones de personas.

Podría plantearse el éxito a partir de lo que posee esta historia de telenovela: un grupo de personas que busca sobrevivir y en el camino viven historias de muerte, amor, venganzas y, sobre todo, violencia. Kirkman lo admite: “Yo creo que le doy un punto de telenovela al género. Pero no me avergüenzo en absoluto de ello”; Shane deja abandonado a Rick en el hospital cuando comienza el ataque. También le dispara a Otis para no ser alcanzado por los zombis y poder llegar a la granja con los medicamentos que había conseguido. T-Dog abandona a Merle en la azotea del edificio en el que se escondían cuando tiene la posibilidad de escapar.

Innumerables son los ejemplos que surgen y todos le dan a esta historia mucho más que contar que el hecho de sobrevivir en el medio de un apocalípsis. Sólo basta con ver algunos pocos capítulos de la serie o leer el comic para entender que el peligro no está ahí afuera, esperando una mínima debilidad para comer carne fresca.


Lo telenovelesco de esta historia es lo que atrapa. Los zombis no hacen más que reforzar la idea y darle a esta historia un marco apocalíptico crítico para dejar bien en claro a dónde habita el peligro y de quiénes hay que cuidarse. 

[Editorial] Zombi: esa víctima indefensa


“Se acabaron los debates, esto ya no es una democracia”, sentencia Rick Grimes al final de la segunda temporada de la serie The Walking Dead, efecto asociado al terror latente en la sociedad desde el atentado sufrido en el año 2001 y las posteriores secuelas en la sociedad.
La presencia de zombis tanto en la pantalla grande como en la chica, tiene relación directa  con metáforas sociales, culturales y políticas. El apocalipsis zombi significa el colapso de la civilización tal y como la conocemos, y nos habla de lo frágiles que son la sociedad, el sistema económico y los valores.



The Walking Dead aparece en el contexto de la crisis económica más grande en la historia de Norteamérica desde la “la gran depresión”. Su título se aplica tanto a los vivos como a los muertos. Los vivos están básicamente rodeados de muerte, por lo tanto la amenaza real son otros humanos y no tanto los zombis.



En el universo de Kirkman, los "caminantes" muertos son los mismos sobrevivientes, condenados, persiguiendo el rastro, corriendo en círculos, cediendo a la tentación humana de pisar al otro para salir adelante en un mundo perdido. Se trata de tomar decisiones importantes, de unirse como una comunidad para lograr la supervivencia. Consiste mucho más en cómo conseguir sobrevivir que de ver zombies corriendo e intentando comer personas.

Es decir, el centro de interés está en el ser humano y en cómo éstos reaccionan a situaciones extremas como la violencia, el hambre, la soledad. No se trata solamente de cómo se destruye o recompone una civilización, sino de cómo se destruye o recompone el hombre ante estas situaciones.

El zombi, a diferencia del ser humano, no es un ser social, no forma grupos organizados, simplemente se reúne por algún estimulo, con otros de sus especie formando hordas. Lo único que lo motiva es su existencia procurándose el alimento que necesita. En ese proceso no tiene en cuenta si destruye a otros seres u objetos, solo avanza, come y se propaga. Es un ejemplo, de metáfora de la sociedad consumista en la que vivimos, de un apetito que no parece tener límites.



El zombi es la representación de un monstruo pero también de una víctima, de un engañado, que no es consciente de lo que sucede, del alienado, y que aun así comete el mal, lo reproduce y lo contagia. Esta puede ser una de las razones por las que el zombi se haya adaptado mejor que otros monstruos a nuestra realidad. No representa exclusivamente nuestro miedo a la muerte o a lo desconocido, sino el miedo a ser controlado y actuar de forma inconsciente.


En el caso del ser humano, se puede llegar a matar, no para comer, sino por deseo o envidia. Esto demuestra que somos peores que los zombis y mucho más peligrosos porque tenemos un pensamiento racional y  la capacidad de decidir y distinguir lo que está bien de lo que no, al contrario de los zombis que se basan en sus instintos de atacar, morder y continuar existiendo.

Muchas veces se afirma que los muertos vivientes hablan de lo humano, que son una metáfora de nuestros problemas. Por esto queda la duda de si no será preferible la compañía de un hombre bastante podrido, pero con las intenciones bien claras.

Rescate zombie

Como todas las tardes, el día 13 de febrero del 2013, se emitía por CBS el talk show norteamericano “Steve Wilkos”. El tema de ese momento eran las mentiras entre los adolescentes. Todo resultaba habitual para la programación y transmisión del canal del estado de Montana, hasta que una voz tétrica dominó el aire. El mensaje decía: “Los cuerpos de los muertos se están levantando de sus tumbas y atacando a los vivos. No intente aproximarse o atraparlos, son extremadamente peligrosos”.


“Steve Wilkos” continuaba de fondo pero con el audio intervenido, y en la parte superior de la pantalla se enumeraban los lugares afectados por el “el brote zombi”. Ante esta situación, las autoridades del canal, anunciaron que la programación fue intervenida por hackers para emitir el aviso falso, al mejor estilo “La guerra de los mundos”. Igualmente, el fin se había logrado, muchos ciudadanos, afectados por este mensaje entraron en pánico por este posible ataque.


Otro caso, fue cuando se comenzaron a creer que iba a haber una revuelta de esclavos y que la población oprimida iba a levantarse y matar a todos los hombres, violar a las mujeres y destruir el país. La idea era clara, la gente que estás oprimiendo podría levantarse y defenderse. ¿Es este un reflejo del miedo y desesperación presente en Estados Unidos, un país asustado y que, bajo estas circunstancias, la gente inventa a lo mejor como un escape o alivio donde suceden cosas terribles?


El temor de estos ciudadanos puede comprenderse ya que dos años antes al episodio televisivo, se conoció un documento desclasificado escrito desde el Pentágono, bajo el código en clave “CONPLAN 8888” donde se explicaba muy detalladamente cómo el Comando Estratégico de Estados Unidos debería responder militarmente a la amenaza de hordas de zombis para “preservar la santidad de la vida humana y apoyar a la población humana, incluida la de adversarios tradicionales”.


Se aseguraba que las Fuerzas Armadas, al mando del presidente y el secretario de Defensa, no tendrían ningún reparo en utilizar todo su arsenal para acabar con los zombis. El plan operativo fue usado para que miembros de la comunidad militar y de inteligencia aprendieran conceptos y procedimientos ante un ataque a gran escala.



Bajo el título "Operaciones contra la dominación zombi", los objetivos se centran en: "proteger a la humanidad", "erradicar la amenaza" de los muertos vivientes y "ayudar a las autoridades a mantener la ley y el orden para reponer los servicios básicos después de un ataque zombie".

Si no se lograse controlar la invasión estarían obligados a declarar la ley marcial en todo el país y llevaría al Pentágono a ordenar el acuartelamiento y fortificación de sus bases para no verse sobrepasadas por la amenaza. En el peor de los casos, si el Ejército pierde el control de la situación, se recurría a tácticas reservadas para la "guerra nuclear o guerra convencional de escala global".


Este resumen de los puntos más destacados del documento, demuestra la forma en la que Estados Unidos se siente preparado para sobrevivir a un ataque zombi. Consideran posible que pueda llegar a ocurrir en algún momento y se sienten a salvo teniendo ya escrito su plan de la guerra zombi. Entre sus argumentos, está claro que no lo toman como un chiste este diseño sino como un país capacitado, instruido y educado para enfrentarse al terror de ser invadidos por zombies.


Tal es la creencia de esta posible invasión que en algunos colegios se incorporó una asignatura relacionada con los zombis y cómo estar preparados socialmente para enfrentar esa situación. Los estudiantes aprenden a dominar las técnicas de autodefensa en caso de apocalipsis zombis. Se les enseña a sobrevivir a una catástrofe global. El objetivo es que si están listos para un ataque zombi están preparados para cualquier cosa.



El zombi es un ser con movimiento, pero despojado de toda conciencia, personalidad o identidad propia y diferenciada, y eso es lo que realmente aterroriza de él, no la muerte, sino el hecho de dejar de ser y de dejar de ser un individuo único y diferenciado. Las sociedades acostumbramos a evitar la enfermedad y la muerte, pero en el escenario de un apocalipsis zombi, el ser humano es la especie minoritaria y la presencia dominante es el zombi, que es un ser en un estado de muerte prolongada sin límite temporal.

Uno de los miedos más propios de la naturaleza humana es a la muerte y, si hay algo que caracteriza al zombi es que, claramente, es un muerto que ha vuelto a la vida, un muerto viviente. Se puede observar que consideran mucho mejor morir antes que seguir existiendo como un zombi. Pero antes de que esto pase harán todo lo posible para sobrevivir y evitar su amenaza e invasión.

Origen Z

La infección zombi ha contagiado todos los medios, películas, televisión, literatura, videojuegos, música, productos de consumo, Internet, convirtiéndolos en muertos hoy más que nunca vivos en la cultura popular mundial. Pero… ¿Siempre fue identificado y representado del mismo modo?

En la última década, el zombi se ha convertido en un término tan cotidiano y en un concepto tan amplio que es difícil definir exactamente de qué estamos hablando cuando hablamos de zombis. Si sumamos a ello su presencia en ámbitos tan diferentes como son el cinematográfico, el literario, el televisivo o los videojuegos.

El zombi con el tiempo se populariza gracias a las películas estadounidenses. Su origen y características casi nunca son las mismas sin embargo encuentra su lugar en el género de horror y se convierte en un icono tan reconocible como los vampiros, hombres lobo y las momias. Los zombis representan en muchas películas una imagen distorsionada de las masas, sobretodo de la clase trabajadora que ha sido engañada por el capitalismo y en este proceso ha perdido su humanidad.

El cine de zombis surgió en los años 1930 como reflejo del folclore y las leyendas haitianas asociadas a la magia negra y el vudú. William Buehler Seabrook en su libro “The magic island” relataba sus experiencias en Haití. En 1932 se estrenó en Broadway una obra titulada “Zombie”, que estaba libremente basada en la novela de éste. Ese mismo año, nació la que sería la primera película de zombis de la historia, “White Zombie” (La legión de los hombres sin alma).

Primer película sobre zombis, 1932.

En el año 2002, “Resident Evil”, un videojuego de temática zombi, llegó al cine con la dirección de Paul W. S. Anderson. El éxito que alcanzó provocó que la historia continuara y se produjeran cuatro películas más. Ese mismo año, Danny Boyle dirigió “28 Days Later” (28 días después) donde redefinió el zombi moderno al convertirlo en un ser rápido, fuerte y extremadamente violento. Dos años más tarde (2004), se estrenó la película británica “Shaun of the Dead” (Zombis party) escrita por Edgar Wright y Simon Pegg que trata de una comedia romántica en la que participan zombis. Del mismo año es “Dead meat” (Hombre muerto), una película irlandesa dirigida por Conor McMahon que cuenta con la originalidad de que el origen del mal es una variante del mal de las vacas locas.

En 2008 se estrenó la primera serie de televisión de temática zombi: “Dead Set”, una miniserie inglesa basada en el apocalipsis zombi, pero en esta ocasión se encuentran atrapados dentro de la casa de Gran Hermano, donde algunos participantes y el personal técnico intentan sobrevivir a veloces zombis y el único lugar seguro será la casa en la que se encuentran. En el 2009, se produce “Zombieland”, dirigida por Ruben Fleischer, una comedia protagonizada por cuatro supervivientes en un mundo lleno de zombis.

En el año 2010, se estrenó la serie de televisión en Fox “The Walking Dead” basada en el comic del mismo nombre, donde un sheriff después de haber recibido un balazo en una persecución, despierta en un hospital y se da cuenta que está en un mundo recientemente destruido por una epidemia que convierte a todos en zombis y en su camino se encuentra con supervivientes que aún no han sido infectados. La diferencia que presenta con el resto de las producciones es que los “caminantes”, como los denominan los protagonistas, no representan muertos enterrados, que aparecen por debajo de la tierra, sino que por un virus que se encuentra en el aire, una vez muertos o infectados se transforman y empiezan a ir en busca de personas vivas para alimentarse.

La noche de los muertos vivientes” ,1968
Finalmente, en el año 2013 se estrena “Guerra mundial Z” inspirada en la novela “World War Z” pero con grandes diferencias con lo que se puede considerar una historia alterna; aquí los zombis conservan características a las presentes en “28 Days Later” siendo muy rápidos y violentos pero además se añade una inteligencia entre todos los zombis.

Un director muy destacado de este género, es G. A. Romero quien en todas sus películas ha utilizado al zombi para manifestar el desasosiego que causaban ciertos hechos políticos y sociales del momento. Entre ellas se encuentran “La noche de los muertos vivientes” (The Night of the Living Dead, 1968) escondía una crítica a la guerra de Vietnam y a la sociedad estadounidense, “Zombi” (Dawn of the Dead, 1978) donde hay una clara crítica a la codicia de la economía capitalista; en “El día de los muertos” (The Day of the Living Dead, 1985) una crítica a la militarización de la era Reagan; “La tierra de los muertos” (Land of the Dead, 2005), rodada 20 años después, dirige su atención a la manipulación política de la era Bush y “El diario de los muertos” (Diary of the Dead, 2007) hacia la manipulación informativa.

Con esto se puede deducir que si el zombi careciera de esa intención metafórica no tendría ni el interés ni la presencia que tiene hoy día. Tras el boom de todos estos años, los contextos históricos que vivimos y éxitos mundiales que estas producciones han conseguido, el género zombi ha salido definitivamente de la serie B y actualmente cuenta con uno de los presupuestos más elaborados a la hora de dirigir films.

"The Walking Dead", 2010
Las muestras más actuales reflejan que el ser humano casi nunca tiene que morir para transformarse en zombi, sino que es infectado por un tipo de virus que le permite seguir viviendo sin las características normales. Esto quiere decir que desaparecen las cualidades que los hacen humanos, como la inteligencia y los sentimientos pero persisten la alienación, el egoísmo que nos empuja a satisfacer nuestro apetito sin tener en cuenta el otro. Representa una metáfora del ser humano corriente que ha sido infectado y manipulado y aunque comete algún tipo de crimen, no es realmente por voluntad propia.

En todas las películas mencionadas anteriormente se evidencia una transformación que desplaza un peligro real hacía un objeto irreal. La verdadera causa de nuestras tragedias tiende a localizarse más allá de la responsabilidad humana. Se puede observar que los zombis van desde muertos que reviven desde debajo de la tierra hasta los actuales caminantes de The Walking Dead que se convierten minutos después de morir, no lo hacen desde sus tumbas. Lo que tienen en común todos es el ansia a comer carne humana y caminar sin rumbo. 

Los zombis son un elemento muy presente en la literatura popular en la segunda mitad del siglo XX, el apocalipsis ha tenido, según la época, distintas posibles causas: en los años cincuenta, la amenaza era la guerra nuclear, en los ochenta, la guerra fría; en los años noventa y posteriores, la guerra bacteriológica. El modelo actual del zombi se ha apropiado de este elemento y lo ha hecho su seña de identidad, ahora los responsables del fin del mundo son los muertos vivientes.

Una crítica, dos formatos

La serie de TV The Walking Dead supo llamar la atención del telespectador desde sus primeros anuncios en el 2010. En América Latina la transmisión estaba a cargo de Fox y mostraba pequeñas escenas que promocionaban a la serie y hacían pensar que podría tratarse de algo que marcaría un antes y un después en el género. Los zombis ya estaban en películas de terror desde la década de 1930, incluso hubo comedias como “ZombieLand”. Los videojuegos fueron quizás el soporte donde más de trabajó a estos “muertos-vivos”. También desde 2003 ocupaban un espacio editorial con los comics, pero con una serie se podría decir que ya lo tienen todo, sin embargo su éxito era dudoso. Afortunadamente para el director Frank Darabont y para el creador de The Walking Dead, Robert Kirkman, ésta tuvo buenas repercusiones y superó las expectativas. Quizás esto se deba a que Kirkman ya había cultivado seguidores por siete años con sus comics.

La trama de los zombis en papel había atrapado a muchos jóvenes que estaban expectantes con el inicio de la serie. A pesar del éxito, algunos fans fueron defraudados, y es que la adaptación a la pantalla chica produjo algunos cambios en la historia.

Para comenzar, los comics cuentan con ilustraciones en blanco y negro por decisión de su creador quien se niega a ponerle color a pesar de las insistencias de algunos fanáticos. La serie, por su parte, muestra todo el color aunque con un estilo casi sepia. A pesar de ello, actualmente se baraja la idea de retransmitir las primeras dos temporadas en blanco y negro.

En cuanto a la trama y personajes, se debe tener en claro que tanto la edición en papel como la audiovisual son formatos muy distintos y ambos con lenguajes propios. Mientras en uno es necesario explicar con palabras algunas cosas, en el otro alcanza con una musicalización y algunas caras o representaciones que den a entender al espectador lo que está ocurriendo.

En los primeros doce tomos de los comics se cuentan las historias que a la serie le tomará dos temporadas, un total de 19 capítulos. Algunas locaciones del papel no figuran en la edición para la televisión, como el barrio privado en el que buscarán refugio los protagonistas, pero lo mismo y a la inversa ocurrirá con el Centro de Control de Enfermedades al que llegarán los personajes de la serie.

En la segunda temporada los protagonistas descubren que en realidad todos están infectados, que con sólo morir pueden convertirse en “caminantes”, pero eso ocurre de maneras muy distintas en los dos formatos. En el comic una pareja de novios decide hacer un pacto para dejar de sufrir este apocalipsis y pasar a mejor vida juntos, contarían hasta tres y se dispararían mutuamente, pero algo sale mal y el chico aprieta el gatillo antes. El disparo llama la atención de Tyreese, el padre de la chica que acaba de morir, quien sale corriendo y se topa con el panorama. Desconsolado llora con el cuerpo de su hija en brazos cuando ésta se despuerta e intenta morderlo.

En la serie, Shane se sale de sus cabales y se trenza en una forzosa pelea con Rick, su mejor amigo. Entre ellos hay una fuerte disputa, pues Lori, esposa del segundo, mantenía también una relación amorosa con el primero (lo que para el comic fue cosa de una sola noche). Viendo a su padre en peligro, Carl le dispara a Shane y lo mata. Más tarde éste volverá a la vida en forma de zombi. A todo esto, Rick se había enterado en la primera temporada que todos estaban infectados, pero es en este momento que los demás personajes y el espectador se enteran.

Kirkman está orgulloso de decir que le da un toque de "telenovela" al género, y eso se puede apreciar claramente. En los dos formatos de The Walking Dead los zombis juegan un papel secundario, demostrando así lo que el creador mantiene hasta hoy, que con los muertos se puede convivir, se los puede controlar, pero los peligrosos en realidad son los vivos.

Historias de engaños, decepciones, amistades, enemistades, venganza, amores y desamores rodean a la tira. Tal es el ejemplo antes dado con el triángulo amoroso entre Rick, Lori y Shane. Este argumento resultó interesante para la serie por agregarle un condimento especial, por lo que el director decidió prolongarle la vida a Shane por dos temporadas, quien en el comic muere en el tomo 6.

Algo similar ocurre con Carol, una mujer sumisa que cuida a su hija y recibe golpes de su alcohólico esposo hasta que éste muere en un ataque de zombis. En los comics Carol siempre está cuidando a los niños del grupo, entre ellos su hija Sophia. Tiene un carácter más alegre y animoso y nada se sabe de su esposo más que su fallecimiento antes de que todo ocurriera. Mientras que para el papel la pequeña Sophia se convierte en la novia de Carl, para la serie, en la segunda temporada se une a las filas de los zombis en un capítulo realmente decisivo y movilizador para el espectador.

El de Darryl Dixon es un caso especial. Es el rebelde del grupo en la serie que quiere encontrar a su hermano Merle a quien dejaron en la azotea de un edificio en la ciudad. Con el tiempo se hará uno de los personajes más queridos por los fans, y la mano derecha de Rick Grimes. Con él Darabont completa los roles que en el comic cumplen varios personajes como Donna, Allen, e incluso el mismo Rick Grimes. Algunas de sus actitudes son propias del protagonista de los comics. Kirkman lleva tiempo pensando en incluirlo en la edición en papel.

Las diferencias que se encuentran en la serie se deben a que ésta es una adaptación del comic, no una “transcripción”. Como tal, tiene un lenguaje y herramientas propias que le permite tomarse licencias con algunas situaciones, historias y personajes para hacer de esta producción algo un poco más atractivo. Mantener al televidente expectante de lo que ocurre semana a semana en sus capítulos es primordial, para ello Darabont se permite algunas modificaciones aunque siempre busca la aprobación de Kirkman, quien también influye en el guion, la elección del reparto, las interpretaciones, entre otras.

Pero hay algo similar en los dos soportes: muestran historias que bien podrían ser ciertas (lo que quizás sea culpable del éxito), con las cuales cualquier persona podría sentirse identificada. A la vez hace una crítica de la sociedad actual, especialmente en Estados Unidos, donde, a partir de lo ocurrido con las Torres Gemelas en 2001, se produce la sensación de terror, de haber sido invadido, de sentirse desprotegido, indefenso.


No sólo eso, los zombis también representan, como en muchas películas, una imagen distorsionada de las masas, sobretodo de la clase trabajadora que ha sido engañada por el capitalismo y en este proceso ha perdido su humanidad. La alienación, el sedentarismo, la falta de conciencia y el egoísmo corren por las venas desgarradas de los “caminantes” en busca de carne fresca por la cual expandirse.

"Just look at the flowers"

Lizzie Samuels era una niña de aproximadamente 12 años de edad, con cabello castaño y ojos claros. Aparentemente bastante madura, era quien comandaba a todos los otros niños de la prisión, a excepción de Carl, y era quien decidía lo que debía o no hacerse.

Pese a su rudeza exterior, en su interior la gobernaban el miedo y la confusión, por lo que en ocasiones era susceptible de sufrir ataques de pánico” (http://es.thewalkingdead.wikia.com/).

Lizzie hace su primera aparición en la serie en el primer capítulo de la cuarta temporada “30 Days Without AnAccident”, desde entonces comienza a demostrar comportamientos un tanto ilógicos. Carl Grimes, uno de los personajes principales de la serie desde sus comienzos, no comprende por qué incentiva a los otros niños a ponerle nombre a los zombis y a saludarlos a través del alambrado de la prisión en la que los vivos se refugian. Mika, hermana de la niña intenta dar una explicación a lo que Carl responde “ellos tenían nombre cuando estaban vivos. Ahora están muertos”. “No es así”, responde Lizzie, “sólo son diferentes”.


Sin duda estas declaraciones de la muchacha despertaron reacciones similares a la de Carl en los espectadores, y se ha ganado enemigos desde entonces en las redes sociales. Pero, ¿qué hay detrás de esas palabras?

Si los zombis representan a aquellos hombres que destruyen, dividen e invaden pueblos donde ciertas lógicas del mundo globalizado no se respetan, en la cuarta temporada de esta exitosa serie se propone, a través de este personaje, que ellos quizás no son malos, sino diferentes, que hay que entenderlos. El peligroso, para Lizzie, no es el zombi, sino los vivos. “La gente mata gente y siguen teniendo nombres”, dice. Ella está convencida que su perspectiva es lógica y correcta, incluso juega con los muertos, pero su hermana se encarga de explicar su comportamiento: Antes de que el apocalipsis comenzara, Lizzie estuvo bajo tratamiento psicológico debido a los trastornos que sufría y su terapia incluía mirar las flores para tratar de calmar sus nervios.

El de la niña es un personaje fuerte y seguro, tanto en lo que respecta a sus comportamientos como también a sus creencias. Es necesario entender al otro, no asustarse porque es distinto.

Con el correr de la serie, los protagonistas descubren que todos están infectados. Para volverse zombi no es necesario ser mordido o rasguñado, el simple hecho de morir alcanza para que al cabo de unos minutos sea “diferente”. Todos lo saben muy bien, incluso Lizzie, lo que respalda su postura, esa simplemente es otra etapa de la vida (¿o la muerte?), sólo que al ser nueva no se entiende y por lo tanto se le teme y evita.

De acuerdo a Mika, Lizzie no es débil sino que simplemente “está desquiciada”. Carl dirá: “estúpida Lizzie”.

Cuando un ataque de caminantes se produjo en el pabellón donde residían, las hermanas Samuels fueron las encargadas de dar aviso sobre lo que estaba ocurriendo y perdieron a su padre durante el incidente. Sintiendo que era su responsabilidad como hermana mayor evitar que su progenitor se reanimara, y a pedido de Carol, Lizzie intentó clavarle una navaja en el cráneo pero fue superada por la situación y se quebró en pánico. Carol se vio obligada a terminar con la labor.

Por momentos el personaje parece tener una pelea interna en la que se enfrentan sus propias creencias y lo que los demás esperan que haga. No sólo con la muerte de su padre, sino también al tener que matar zombis que estaban a punto de devorar a Mika. Finalmente gana su ideología y, no contenta con alimentar a los muertos con ratas, ponerles nombres y jugar, decide dar un paso más.

En un momento se topa con un zombi que se encuentra inmovilizado, al cual le extiende su mano para que la muerda y así convertirse en una de ellos. El miedo y quizás el instinto de supervivencia la convencen de no hacerlo, pero la idea de adelantar el proceso sigue dando vueltas en su cabeza.

Los responsables de las niñas vuelven de revisar el perímetro de la casa en la que se refugian y se encuentran con una de las escenas más fuertes e inesperadas de la serie: Lizzie acaba de matar a Mika. “No se preocupen”, dice, “volverá, no le di en el cerebro”. Carol no puede salir del asombro e intenta acercarse a la niña, ésta le apunta con un arma y le dice que espere, sólo es cuestión de tiempo para que Mika vuelva.


Esta es la gota que rebalsó el vaso. Carol y Tyreese tienen que tomar una dura decisión. Lizzie se volvió una amenaza para todos, sobre todo para la bebe que llevan consigo y a quien ya intentó asfixiar en una oportunidad.

Es Carol quien asume la responsabilidad, hay que acabar con esos pensamientos funestos, esa perspectiva es una amenaza para todos. Ya no se puede confiar en Lizzie. Debe morir.

Lo sorprendente es que mientras la mujer lleva a la niña a su destino final, la pequeña rompe en llanto y le pide perdón por haberle apuntando con el arma. Jamás reconocerá que estuvo mal al matar a Mika, ella no lo ve así, aún espera que se levante y no sabe que Tyresse se encargó de que eso no ocurra. Según su postura, su único pecado fue levantarle el arma a un mayor, a quien considera su madre.

El pánico se apodera de Lizzie. Carol intenta calmarla. “Sólo mira las flores” le dice. “Just, look at the flowers” se convierte así en una de las frases más repetidas por los fans de la serie en las redes sociales. Una simple bala alcanza para acabar con el pensamiento erróneo, con la amenaza del que piensa distinto.


Quizás Lizzie sea la representación de aquellos que cuestionan lo que está bien o lo que está mal, y quién lo dice. Quizás es la voz que intenta entender a los invasores, la voz de los que no ven nada malo en la alienación y el egoísmo que mata lo que nos hace humanos. Tal vez sea la forma que encontró el director de la serie para dejar sentado que no hay lugar para otra forma de pensar. Pensar distinto pone en riesgo a todos.